Un nuevo estudio de ISGlobal destaca los efectos negativos del dióxido de nitrógeno (NO2) en la etapa prenatal, especialmente en niñas.
Ya se sabe que el dióxido de nitrógeno, ese contaminante que respiran quienes viven en grandes ciudades llenas de automóviles, está relacionado con un menor desarrollo cognitivo en la infancia. Estudios realizados en 2015 y 2016, demostraron que los niños y niñas más expuestos a este gas tienen sus capacidades cognitivas disminuidas respectos a niños menos expuestos.
Sin embargo, existen muy pocos estudios que evaluen su asociación con la capacidad de atención. Por eso, un estudio publicado en la revista Environment International se convierte en un argumento más para controlar la emisión de estos gases en el ambiente. El estudio demostró que la exposición ambiental al dióxido de nitrógeno (NO2) durante el embarazo y, en menor medida, después del nacimiento, se asocia con una reducción de la capacidad de atención en niños y niñas de 4 y 5 años de edad.
La investigación estuvo a cargo del Istudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Obra Social ”la Caixa”. Para obtener estos resultados, los cintíficos del Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente evaluó la capacidad de atención a cerca de 1.300 niños y niñas de cohortes de nacimiento de Valencia, Sabadell, Asturias y Guipúzcoa, desde el período prenatal hasta los 4-5 años de edad, entre los años 2003 y 2008.
Posteriormente, estimaron  los niveles de NO2 prenatal y postnatal en los domicilios de los y las participantes. Los resultados demostraron que  la exposición al contaminante NO2 durante el embarazo y, también, en menor medida, durante la etapa postnatal, se relacionaba con un retraso de hasta casi dos meses en el desarrollo de la capacidad de atención en los niños y niñas estudiados.
Mónica Guxens, investigadora de ISGlobal y coordinadora del estudio, señala que “se desconoce aún el impacto clínico de esta falta de atención, pero podría tener implicaciones para toda la población debido a que todos nos vemos expuestos».
La investigadora agregó que “estamos ante una nueva evidencia que muestra que es necesario actuar de forma urgente contra la contaminación, a riesgo de que nuestros niños y niñas puedan ver afectados su capacidad de aprendizaje”. Y es que de hecho, grandes compañías de automóviles, como Volkswagen y Audi, han sido sancionados por modificar los medidores de emisión de este tipo de gas de sus vehículos.
Coincidencia con otros estudios
Los resultados van en línea de un reciente estudio del proyecto español BREATHE, coordinado por ISGlobal, que apuntaba que la exposición a niveles diarios de NO2 y carbono elemental (o carbono negro), dos de los contaminantes asociados al tráfico, producían también una disminución en la capacidad de atención infantil. En esa ocasión, los niños y niñas eran de edades más elevadas –entre 6 y 12 años–, no se estudiaba la etapa prenatal y los niveles de contaminación se tomaban en las propias escuelas, y no en los domicilios.
Ya en 2015,  el Centro  de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal por sus siglas en catalán) encontró que los niños que asisten a escuelas altamente contaminadas tenían un menor crecimiento en el desarrollo cognitivo que los niños de las escuelas poco contaminadas.
«Los niños que asisten a escuelas con niveles altos de contaminación, tanto en la clase como en el patio, experimentaron un crecimiento de las funciones cognitivas esenciales para el aprendizaje del 7% anual, contra del 11% de las escuelas menos contaminadas. Estos resultados se confirmaron empleando medidas directas sobre el tráfico relacionado con los contaminantes en la escuela”, dijo en su momento Jordi Sunyer, investigador principal del estudio.
Fuente: El Espectador

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